11 de marzo de 2016

Aston Martin DB11, el primer paso hacia el futuro.

En el mundo del automóvil, Aston Martin siempre ha sido un marca que me ha llamado la atención, bueno..., quiero decir que mis huesos se derriten al verlo pasar (cuando tengo la suerte de verlo, claro) Quizá cuando mayor 'atención' puse en ellos fue al ver por primera vez un Virage en 'persona'. Aquel modelo de finales de los '80, no era uno de los diseños que ahora nos tiene acostumbrados la marca británica: aerodinámicos y elegantes, sin embargo su atractivo residía por su imagen poderosa. Por supuesto no siempre fueron así, antes eran diseños más elegantes, pero muy ingleses. En Aston Martin se dieron cuenta que, en lugar de vincular su estética un tanto ruda y musculosa, se fijaron en la elegancia felina y, porque no decirlo, con cierta belleza femenina.


Entonces a principio de los años '90 apareció el DB7, un deportivo que llamaba la atención por aparentar ser más pequeño de lo que en realidad dicen sus medidas. Marcando una pauta a seguir desde entonces. Han pasado vehículos de verdadera belleza en la saga DB, aunque si tuviera que elegir uno (entre los clásicos) este sería el DB3, que me perdonen los puristas o más fervientes seguidores del agente secreto 007: James Bond, si no está entre mis favoritos el DB5. No obstante fuera de lo que son mis preferencias o gustos automovilísticos vamos a hablar del recientemente presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra, Aston Martin DB11.

En ocasiones criticamos a algunas marcas por su linea continuista, falta de imaginación y demás críticas sobre su diseño. En el caso de Aston Martin, se podría decir que esto pasa a un segundo plano, cuando ves la belleza de sus deportivos, sin embargo cada vez es más complicado, al menos a primera vista, distinguir uno de sus modelos actuales. Con el DB11 esto cambia arriesgando un poco más. De líneas aparentemente parecidas a los DB9 o incluso el Vanquish, y es que si algo resalta en este aspecto es su perfil más afilado y elegante que estos últimos. Si por el contrario hablamos de la zaga, la cosa cambia a mejor, aunque también hay un cierto aire familiar, no es menos cierto que es aquí donde las diferencias entre todos los modelos se hacen más latentes, por ejemplo podremos comprobar la "simpleza" del V8 o el DB9 contrasta considerablemente con el Vanquish o este mismo DB11, incluso entre estos dos es fácil la distinción.
El Aston Martin DB11 da mayor protagonismo a su calandra característica de la marca y unos faros rasgados y totalmente integrados en el capó, el cual llega hasta el límite superior de las ruedas delanteras que en combinación con esas "branquias" laterales le da un aire un tanto más agresivo sin perder para nada la elegancia de la marca inglesa, podemos comprobar además que las ruedas delanteras quedan un poco más al aire en su parte más baja, que acentúan esa agresividad de la que hablaba. Como ya mencioné antes la zaga es la parte donde más diferencias hay con el resto, se puede apreciar no solo en una vista plana trasera, si no lateral, en el que dando la perdida del pilar B (muy habitual en estos vehículos) para llegar directamente al pilar C se ayuda de unos hombros más altos y musculosos, que le dan una continuidad al techo hasta completar el total de la figura y encontrarse con ese spoiler que tan elegantemente le da forma en su parte trasera al final del maletero.
Como digo es un vehículo muy elegante, quizá con esa premisa han realizado los diseñadores el interior. Un interior en el que de nuevo han querido reflejar los orígenes de la marca, un diseño que quizá recuerda en exceso el estilo inglés, eso si y que me perdonen los puristas, un tanto Ford en especial el volante, no en su forma que no es totalmente redonda si no en la botonera de este. A simple vista no parece acorde con la calidad que se respira en el resto del habitáculo, de cerca es otra cosa. Ya sabemos que en cuanto a diseño las valoraciones casi siempre resultan muy subjetivas, pero me esperaba algo más parecido o en la línea del One-77, no hubiera estado nada mal; por el contrario resulta un tanto ¿escueto?, ¿anodino?... como si faltara algo en el salpicadero, dicho de otro modo, no veo armonía entre la belleza y elegancia del exterior con el salpicadero que nos encontramos en el interior. Por supuesto que las imágenes hablen por si solas.
Cuando hablas del motor de un vehículo, siempre se hace alusión al corazón del mismo, sin embargo cuando escucho estas maravillas de la ingeniería como en este caso, un 12 cilindros en V de 5,2 litros de cubicaje, doble turbo y 600 C.V., me pregunto: ¿No será alma, lo que tiene? El sonido de estos vehículos te llegan hasta lo más profundo, notas como tu caja torácica retumba... mejor escucha y disfruta tu mismo de lo que te hablo aquí. (sube el volumen de tu ordenador) Como me gusta su ronroneo al ralentí. Por encima de todo me gusta conducir, pero escuchar algunas 'melodías' me llevan a otro nivel.
Su aceleración te dejará pegado al asiento y arrancará una sonrisa al más acostumbrado de los puristas, de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, aseguran una velocidad punta superior a 320 km/h. Ni que decir tiene que es un vehículo de propulsión (tracción trasera) y lo divertido que puede ser, se da por hecho y, una caja de cambios automática de 8 velocidades.

Como curiosidad, podían haberle puesto unos neumáticos Michelín, Pirelli, que se yo cualquier otra marca, sin embargo han optado por unas gomas Bridgestone 255/40 ZR20 delante y 295/35 ZR20 detrás, el dato curioso es el nombre del neumático, S007. El encargado de parar el coche lo antes posible, con ayuda por supuesto de las gomas comentadas, son unos frenos de disco de 400 mm delante y 360 mm de diámetro detrás en el caso del tren delantero estos van montados en pinzas de 6 pistones y 4 pistones detrás. 

Como se puede apreciar es todo un Aston Martin de raza, el DB11 marca un cambio, un camino a seguir dentro de la marca.

Fuente: Aston Martin.

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